momentos sin sonido

Cuando el tocadiscos se estropeó, pensé que sería muy dificil conseguir uno nuevo. Después perdimos toda posibilidad de generar electricidad. Al final, decidí que lo mejor era usar el tam tam de nuestros corazones para generar un ritmo que nos condujera a la esperanza. Cantábamos, nos inventábamos letras... y los viejos discos empezaron a volar, a convertirse en juguetes. Carreras, golpes, risas, heridas fáciles de curar... Me encuentro un antiguo vinilo. Me gustaría cogerlo y lanzarlo muy lejos, pero nadie correría a atraparlo. Está lleno de basura, y yo estoy rodeado de coches y paredes.

1 comentario:

El Dilema dijo...

usaste el mejor generador de ritmo, un saludo