poema de las horas radicales III

mis legañas se han convertido en caballos de mar
tambien en memoria de mini minutos con sabor a humor de pez
ojos de cristal bañados en carreteras azules
y extrarradios embebidos por la luz de nuevo día en total estado de sitio
balbuceo gestos, sorbo el aire, ando de puntillas,
amanece como si nunca antes hubiera amanecido
tacto de enredaderas mutantes alcanzan el ojo del perro andaluz
y entonces sé que soy esto: mutación cardiaca y previsión del raciocinio
me abrazo a un mendigo que golpea su sombra
para así convertirme en el abrigo de un loco
que no tiene nombre, que no tiene ropa
mosca que flota en plato de fideos amarillos
desde el tiempo en que supuse ser más de lo que soy
verde lamento cotidiano
y supusión perenne de mi yo arropado por vocales, consonantes y palabras.

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