Encuentro una chica descalza que no quiere más botas. Y sospecho que le gusta la lluvia, la fotografía, el color verde y los payasos felices. Quiero decirle que no tiene nada que hacer, que las piedras acabarán quemando su suave piel. Cálzate, y no remuevas la arena de mi reloj. Y sin embargo, se rie, y salta toda la noche. Me olvidaré de tí, y se rie. No sé quién eres, ni me importa, y sigue sonriendo feliz, como una tonta. No la odio, como al resto de sombras, me causa extrañeza... ¡Mañana te habré olvidado! No le importa, me dice, volveré cada noche hasta que recuperes la memoria. Me pregunto si no sabe el peligro que corre.
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