sueños garrafales

Quedan pocas horas para sentir el amanecer en mis ojos. Ay, ay, empiezo a pensar, a ir hacia atrás. Recuerdo un amanecer en el que hacía reir, recuerdo cómo un niño jugaba con mi nariz. Ay, ay. Me duele la cabeza. Corre Payaso corre, corre hasta el rincón y bebe hasta que no quede nada. Destruye esta noche, destrúyelo todo. Sabe a cadáveres, a restos descompuestos, mi estómago se queja pero mis ojos se cierran. Por una vez no quiero recordar. Este amanecer no quiero verlo. Se parece al antíguo. A cuando bebía palabras y gestos, cuando sorbía miradas cariñosas y esperanzas amables. No, no quiero pensar que se parece porque no se parece en nada. No quiero recordar. Cierro los ojos y me siento junto a mi viejo garrafón. Está vacío por fin. ¿Qué haré la próxima vez que los demonios me visiten? Pero dejo de pensar en la próxima vez. Dejo de pensar. Duermo.

1 comentario:

Unknown dijo...

Caer estrepitoso de algún atrapasueños... abruptamente a dar con la almohada que sé está repleta de sombras y delirios.




Un saludo.