el mono descarado

Ahora no hablo como antes. Quedé mudo durante un tiempo cuando encontré a mi amigo, mi compañero de travesías alegres. Boca abajo, muerto, verdaderamente muerto. Me di cuenta cuando le di la vuelta y casi no reconozco su rostro desfigurado. Le habían robado el alma y sus ojos estaban vacíos de recuerdos... Me cuesta ordenar las palabras una detrás de otra. Escribir con imágenes tal vez sea la única manera de no olvidar, de luchar por recuperar el habla, de extrovertirme de la pecera.

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